
“Éramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el dialogo. Cada uno de los dos era el remedo caricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy.”
El hecho ocurrió el mes de junio de 2019, por Capital Federal, en Palermo viejo. Lo que hice, como método, fue no escribirlo inmediatamente, a razón de reflexionar más sobre el asunto, y así prevenir interpretaciones superficiales y apresuradas. Finalmente, para no ser inmediatista. Hoy, en el 2021, pienso que si lo escribo mis compañeros podrán realizar sus propias interpretaciones y, de esta forma, me contribuirán con una reflexión crítica a mis intuiciones. El miedo me inundó cuando sucedió, el cual continuó de forma constante las noches de insomnio que le siguieron. Esto me dificulta disipar el ruido de mis sensaciones que hacen referencia al acontecimiento, y que el texto esté sobrecargado de la herencia irrenunciable de los otros objetos construidos durante la contingencia misma, los cuales eran el revés del temor. Esto reduce el problema a una cuestión instrumental, vetada si se piensa en la contrastación tradicional.Sucedió aproximadamente a las una de la mañana. Estaba contemplando los edificios, apoyado en un semáforo, en el sector de Plaza Italia. Los árboles eran inmensos, en extremo diferente con los que crecí. Los autos dispersaban sus luces en el espacio, velozmente. Fue inevitable que pensara en la percepción, con relación a la lucha entre las partes y el todo. Las oposiciones que se unen, las diferencias que se niegan y a la vez se contienen, como el peso específico, el color y la forma de la piedra de Hegel. El método derredor, un pensamiento tangencial, la razón dialéctica. El método era placentéramente oscurantista, la dialéctica era poesía. Al final, leer a Nietzsche, era una condición común entre las diferentes etapas del pasado y la actualidad. La relativización del conocimiento era un resultado, al igual que el conocimiento mismo. Hoy me encontraba ocupado en develar una respuesta propia a la relación entre el discurso científico y movimiento real, testarudo a los sentidos comunes y las respuestas construidas por la autoridad del periodo. Pero todo se me resumía en el hecho de que sin convicción podía entrar en combate y tomar las armas de cualquier disputa -con límites, claro está-, y que, obviamente, no existían los genios individuales, victoria antropológica. Me encontraba con un sentimiento de plenitud, mis investigaciones, algo inconstantes, iban por buen curso, y la correlación de poderes existentes en el partido nos posibilitaba el trabajo de nuevas orientaciones, al fin. Las calles estaban inundadas de individuos haciéndose.Sufrí de golpe una presión en el pecho, que se le identifica dentro de la academia como un síntoma de descompensación, provocada por un nuevo escenario al que uno no se ha adaptado. Al final, el escenario lo creamos, no nos está dado; aunque, podríamos decir, jugando a poseer el sacerdocio paradojal de la dialéctica oscurantista, que el escenario lo creamos y nos es dado, a la vez. Comencé a caminar cuando la luz cambio. A mi costado, un joven se me unió al mismo ritmo. Me sentí incómodo y leí aquella sincronía como una acción invasiva, pero no me lo enfrenté inmediatamente por precaución. El joven se puso a susurrar una canción. Fue aquel momento cuando experimente la primera extrañeza de una escalera ascendiente al temor de lo incomprensible. Una escalada irrenunciable. Lo que cantaba, o intentaba cantar, ya que nunca cumplí mi desafío de asistir a clases de canto, era la introducción de un tema de Congreso, un grupo musical que decían tocar melodía mestiza, aludiendo al tipo fusión. La letra me lanzó a muchos lugares a la vez: una micro, un festival, una marcha, mi cuarto de juventud, el canal en una noche de luna enhiesta, Bolivia; sucesos que ya han muerto, inexistentes y que sólo viven en los efectos de escuchar este tema. Luego ocurrieron las palmas. Era una clave que ocupaba en casi todos los temas que no recordaba la percusión. Me estremecí al identificar mis modos simplones de parafraseo musical. El chasquido de los dedos, simulando el jazz, era inconfundible. Me adelante y lo abordé de frente:- Disculpe, ¿De dónde es?- De Santiago, pero hace un tiempo que vivo en el puerto. –Respondió desconfiado.Me apoderó un fuerte sentimiento de angustia, pero seguí:- ¿Vivías al oriente de la capital, en una casa de la avenida tobalaba, mil veces rehecha, frente al canal? –Asintió silencioso.- Entonces, por consecuencia –despilfarré fuertemente- eres David Alejandro Álvarez Maldonado. Yo igual soy David, y estamos en 2019 en Buenos Aires.- No –Me respondió con mi propio elevado y vehemente tono de voz, algo oscurecido. Y luego de armar las ideas replicó:- Yo estoy en Valparaíso, en el plan, por la Plaza Vitctoria, de camino al puerto. Lo extraño es que me resultas muy familiar, es como si me viera al espejo y tuviese una barba mucho más tupida, la cabellera considerablemente más rala y, claro, subido de peso.Mis dudas eran angustiosas. Le respondí acaloradamente:- Puedo demostrar lo que afirmo. Escucha lo que voy a decirte. En la pieza de Santiago hay un mapamundi colgado, que recibiste de regalo. En el patio antes había una palmera la cual fue vendida a causa de una de las tantas remodelaciones que acostumbraba la señora madre. Cerca de ella jugabas con Ismael durante tu infancia. Padeciste una disfunción renal muy complicada durante la enseñanza secundaria. Entraste a la Universidad de Chile a la carrera de Antropología y Arqueología con una gran ponderación que enorgullecieron a tus padres en su momento, pero que en ti solo inspiró rabia ante las falsas e injustificadas creencias de méritos individuales, en la que durante el segundo año sufriste dudas sobre la especialidad que tomarías hasta el último momento. Fuiste del Centro de Estudiantes de la facultad, integrando la lista junto a tres compañeros de la juventud comunista y un independiente, además, fuiste el vocero de tu colegio durante la gran revuelta estudiantil del 2006. Fernando Encina y Valentina Olivares, posteriormente, abandonaron su militancia; tu nunca estuviste del todo de acuerdo con aquella decisión. Entraste a un grupo de rock psicodélico al conocer al guitarrista en un paradero una noche de otoño. Fue tocando rock n’ roll cuando comprendiste que la racionalidad debía estar al servicio de tus emociones. Entre tus recuerdos mantienes la foto de tus amigos de juventud que te regaló Antonia, y junto a esa mantenías la de tu primer amor, Paulina. Sin embargo la votaste a la basura, junto a sus cartas. Sentiste una especie de arrepentimiento por la pérdida irremediable de aquellos recuerdos, pero la tensión fue liberada cuando te percataste que no cumpliste tus deseos con rigurosidad, te quedó la foto de las magnolias. Te ves aproblemado constantemente por la muerte, aunque en ocasiones te olvides de ello; y el escepticismo no te quita la voluntad. Nunca olvidaste la casa de Medrano con Honduras, la primera vez que viniste a Buenos Aires, junto a Daniel, Tomás y Antonia, que en ese tiempo estaban emparejados. Decidiste hacer lo posible para vivir en Valparaíso luego de ir como delegado a un congreso universitario celebrado allí y recorrer la ciudad antes de abordar el bus de vuelta, en el pasado, el fetiche entorno a la ciudad te generaba anticuerpos a la simple idea de ir a conocer la ciudad porteña. Y otra cosa: jamás pudiste comprender la muerte del tío Fernando, ni siquiera hoy has interiorizado que ya no existe.- Era un encuentro de militantes comunistas universitarios.- Bueno, pero se lo ocultaste a tu padre para conseguir el financiamiento con que no contaba. Fue un encuentro desastroso, tu posición fue minoría, pero lograron dejar turbulencias internas. ¿Es suficiente?- De ninguna manera –Dijo frunciendo el ceño. – Esto no contrasta nada. Si es mi librepensamiento que a causa del ácido no puedo ser consciente, es natural que yo mismo cuente con esa información. Todos tus datos construidos son absurdos.La objeción me hizo dudar de mi propia condición de sobriedad y recordar minuciosamente el día. Luego de asegurarme que la última vez que había consumido alucinógenos fue hace 5 años me lancé al ataque:- Si todo esto es una simple alucinación, entonces cada uno cree ser el que alucina. Por el momento más vale aceptar empujar dichas figuras, de la misma forma que aceptas empujar la vida que llevas. Aunque algunas veces el motivo no sea empujar la piedra, sino el miedo a dejar de empujarla.- ¿Qué tipo de alucinación es esta, no me habré tenido un brote? –dijo, con vertiginosa preocupación.Con el objetivo de tranquilizarlo, y mediante eso, calmarme, fingí la mayor certeza y control de la situación, di a entender que sabía lo que sucedía, hice malabares conceptuales por sobre mi pánico:- La incomprensión y la falta de orientación ha durado ya 30 años. Al final y al cabo, la historia, el recuerdo y la tradición dicen del presente únicamente, sólo hacen referencia a lo que en la actualidad es el complejo conjunto de vivencias: recuerdos, acciones, sentimientos, un todo indisoluble. Sólo dan cuenta de lo que los provoca y lo que provocan. Ahora simplemente estamos percibiendo la realidad, y haciéndola, a la vez; lo particular es que nos ha extrañado a niveles críticos, son escenarios nuevos. Te podría hablar del presente cargado de posibilidades, que en mi caso ha mutado considerablemente... ¿No quieres escuchar lo que he vivido? Sería saber de lo que contienes, de la posibilidad, la aptitud, la dinámica de Aristóteles, aunque esto sea simplemente un juego conceptual, historicista, ya que primero cabría ver si existe algún tipo de evolución, y que relación tienen los estadios diferentes. Podríamos llegar a suponer que somos dos cosas completamente diferentes. Pero me da la sensación, y desde un comienzo fue así, que yo fuera tu, pero desenvuelto, desplegado.Se refregó violentamente el rostro, tratando de despertar o quitarse algo de la piel, y luego de un hondo y profundo respiro, me murmuró que siguiera. Yo comencé a improvisar:- Ismael está teniendo éxito en sus proyectos estelares al norte de Chile, es uno de los pocos lugares del mundo que aún se pueden hacer estudios de ese tipo; mientras que Alejandra está cada día más complicada por los problemas en que se metió allá por Italia, junto a tu hermano le han enviado dinero, bastante, pero la cosa va para largo. A tu padre lo mantienes en Santiago, está cada día más arrebatado, pero en relación directamente proporcional, más viejo y fácil de congeniar, se pone feliz siempre que lo lleves por lugares pomposos. La relación con él fue creciendo más y más durante tu vida, aprendió a tocar saxo muy bien, hoy lo consideras un buen amigo, y un buen padre. Tu madre sigue en la iglesia, hoy ya le ha dedicado su vida a la salvación futura, tras la muerte. Hablas con ella y buscas que tenga una vida feliz, pero a distancia, jamás le perdonaste lo sucedió el 2009 con Paulina, pero la quieres aún y le estás agradecido profundamente. La muerte de ambas abuelas fue trágica, sucedió en fechas muy cercanas, y el derrumbe fue total. Nadie ha tenido hijos entre tú y tus hermanos, ya se acepta que son la coda de la estirpe. A tus familiares los dejaste de ver lentamente luego de que pasara el periodo de luto. Tu relación con Paulina fue miserable y abruptamente rota y hoy sólo la lees en sus publicaciones recientes y la recuerdas. La odias profundamente, y a la vez recuerdas con cariño el extraño amor que sentías por ella; nunca más te dejaste fluir así, al final el amor es una paradoja que no merece ser vivida, un estado esclavizante… ¿Cómo están tus compañeros?- Bien, bien. Aún nos vemos, salimos de juerga de vez en cuando, pero hace tiempo que no hacemos nada serio en conjunto. Con la banda, nos ha ido muy bien, aunque la vida bohemia me está pudriendo la columna vertebral.Dudó sobre lo que decía. Tartamudeo:- ¿Y tú?- Es difícil definir qué es lo que has desplegado y en qué te has estancado, pero has avanzado, obviando el hecho es que no se avanza hacia ninguna parte realmente, pero has avanzado. Serás el editor de un par de revistas. Sacarás dividendos económicos de algunos puestos en sociedades altermundistas internacionales. Trabajarás para algunos periódicos escribiendo columnas de opinión y hablaras en un programa nocturno. –Fue grato que no me cuestionara sobre el éxito ni los fines de aquellos trabajos. Continué:- Sobre el mundo y tus proyectos, en Chile te harás de problemas serios con el tráfico, y unido al clima de problemas, estarás obligado a buscar por otros lados una vida sustentable. Recorrerás Europa con Simón, trabajando en sus proyectos arqueológicos. Luego te volverás y te quedarás en Buenos Aires. La crisis del monopolio internacional produjo desorientación total ante la precaria preparación de tu gente, nadie tendrá poder de hacer ni sabrá qué hacer. De ves en cuando visitas a Andrés, vive en Uruguay, tendrán la idea de desdibujar la ciudad lentamente.Noté que se encontraba distraído, y que reflexionaba sobre innumerables asuntos agrupados dispersamente. Lo sabía porque me estaba sucediendo a mí también. Me cuestionaba sobre la necesidad de decirle que ya no tenía amor por lo que hacía, y sobre la disconformidad que padecía ante mi vida y la actual condición en que me encontraba. Sufría el miedo de lo incomprensible, del inadaptado; sin embargo, era amilanado por el extraño sentimiento filial que mantenía con ese joven, un profundo sentimiento más complejo que el paternal invadía mis canales neuronales, pero no era amor. Vi que portaba un librito en las manos, lo apunté:- Es de Karl Marx. Un tomo de El Capital. –Dijo orgulloso.- ¿Qué te ha parecido?- La genialidad del método dialéctico, de la filosofía de la praxis, se encarna en esta obra. No hay paradojas sin resolver. La superioridad del método a razón de objetivos de transformación es sin duda obvia.Le pregunté si pensaba seguir especializándose en el romántico alemán.- Es menester, ya que en este periodo hace falta un rearme ideológico. La postmodernidad ha calado profundo. Es necesario desarrollar una ciencia que nos dé paso a la liberación y reconciliación de la humanidad consigo misma. Es necesario hacer política, nuestra política.Continuó desarrollando una defensa implacable a la ciencia, y una crítica ácida a la postmodernidad y sus lacayos. Hablaba de reivindicar el discurso científico como diferente al mito, a la religión, a la opinión y al artístico. Despotricaba contra sus colegas de la especialidad etnográfica, y pasaba de un punto a otro, desbordado de pasión. La mercancía, el odio al capitalismo, la instauración de la lucha de clases, la lucha por el poder, el tema orgánico, construir mayorías siendo minoría, etc.- Tu grupo de enajenados es pura fraseología, propaganda partidaria, o, a lo sumo, de un bloque cultural de alta cohesión y con orientación programática. ¿Enajenados de qué? Te falta el italiano de la derrota. El cientificismo es una ideología no muy diferente a las otras que han nacido de las llamadas direcciones históricas, religiones para las masas. Y la comparación que hago, es justamente porque religión y ciencia no es lo mismo, y, muy por el contrario, son elementos diferentes con comunes condiciones comparables. Criticas el idealismo cual siglo XIX, y no te das cuenta que la sustancia material que buscas instaurar es una metafísica detestable. Le has quitado todo el contenido político a los autores que lees, todo lo práctico y subjetivo, y los has transformados en sólidos pedestales ideológicos. Deberías escuchar más lo que la crítica epistemológica postmoderna repite, porque, lo que te concedo, no dicen nada nuevo. Nietzsche es un buen poeta, pero como el mismo dijo, necesitamos compañeros vivos, no muertos que traer a cuesta. Lo que hoy nos sucede, la importancia de este hecho, es la mejor prueba. Aquí no sirven sus abstracciones y generalidades, etiquetadas como objetivas o no objetivas. Qué rúbrica usarías en esta instancia. La importancia de lo que se huele es ineludible en este caso. Cada cual es el protagonista de su propia historia, y todo lo que creas que es lo realmente protagonista: leyes, luchas, ideales, proyectos, masas enajenadas, intereses de clase... no son más que partes de ti mismo, partes enajenadas. Ahí te concedo usar el término, pero sólo como metáfora. Las partes contienen el todo, en su plenitud. Enajenar sentimientos, extrapolar condiciones, desdoblarse. Eres tú al final el único sujeto para ti mismo, lo demás son proyecciones. Toda la metanarrativa es pura hipocresía contigo mismo, date cuenta. Sin embargo, tampoco te planteo caer en los grados de orden, los fenomenólogos podrían seguir eternamente con su juego de preguntas creyendo que se desdoblan. Unidad, comprender eso es fundamental, proceder por síntesis. Lo particular de las generalidades es el punto del mapa. Lo único de los hechos, lo mortal de los mismos. Míranos, hemos hablado de política, y sin profundización, sólo hemos rodeado la apariencia de las cosas verdaderamente importantes, desde lo que sucede y queremos que suceda, desde lo que hoy nos quitaría la angustia, lo que nos liberaría de lo que queremos abandonar, y no hemos podido hacerlo. Hemos hablado de cosas que solemos decirle a quienes no conocemos, y estamos frente a nosotros mismos. Pero no creas que sería diferente si habláramos de lo mediato del arte, del realismo ruso, que da cuenta del observador, que huele a impresionismo. No creas que sería diferente si habláramos de nuestras metáforas, nuestros cuentos, nuestros cariños. Al final es únicamente uno. Negamos todo hasta no poder negar nada más, y luego negamos lo negado, y así, seguimos negando aquello. No creas que seguir hablando solucionará algo, aunque podría ser un primer paso. El bizantinismo no es del todo injustificado.Le expuse esto, que era la temática de mis borracheras futuras. Tenía la mirada perdida. De un momento a otro dijo:- Si no es una alucinación. ¿Cómo olvidó el encuentro consigo mismo?No había considerado aquel elemento. Respondí dudoso, pero vehemente:- Probablemente me convencí de que fue una alucinación, o sea, te convenciste. Serías tan responsable como yo de esto.Dijo, tímidamente:- ¿Cómo va con su salud?Debió pensar que los años me habían vuelto loco.- Sigo de lo mejor. Mantengo una vida normal, con problemas propios de un ciudadano del siglo XXI. Padezco algunas veces de depresión, otras soy un megalomaniaco, y, en ocasiones soy un humanista convencido, movido por los sentimientos más puros y altruistas del mundo, un fiel comunitario. En otros momentos soy un hijo de puta. Te queda algo de nihilista destructor, especialmente cuado te relacionas con el rock n roll. Has aprendido a medirte, a fuerza del error, pero aún no puedes controlar del todo esa personalidad obsesiva y apasionada, una paradójica forma de acercarte y desviarte, a la vez, de lo que buscas.Nuestra conversación era demasiado lúcida para que realmente fuera un desvarío mental producto de un estado alterado de consciencia. Ese sentimiento de lucidez dio un brusco fruto, un parafraseo, la improvisación que años de vida había entrenado.- En fin, no deseo convencerte de nada. Soy enemigo rotundo de las convicciones como método, aunque trabajemos con ellas. Pero podría hacerte pensar que esto no es una alucinación, aunque en realidad, a lo que me refiero es que: te puedo hacer sentir la lucidez de esta situación, lucidez que abre la posibilidad de que esta situación, sea lo que sea, la hagamos algo. Tiene una extensión de dudosa procedencia si la explicas como una simple alucinación.Me levanté ágilmente, y me seguí sin titubeos. Me llevé hasta un bar pequeño y discreto, de esos bares que lo hacen a uno sentir cobijado entre cerveza y cerveza. Son tabernas oscuras, sucias y de poca concurrencia. A pesar de la dudosa condición de los parroquianos, y de que de vez en cuando llega gente que no se les vuelve a ver por el barrio, esos lugares se transforman en antros maternos, en un lúgubre cofre que hace a las indiferencias humanas una condición común y fraterna. Todos con la boca abajo, todos fijos en sus propios pensamientos o en sus compañeros de mesa. Una situación de familiaridad se sumerge en el caluroso, y a la vez distante, espacio. Comodidad. Divagando sobre la mala-vida, la mala-mujer, la mala-sociedad, la mala-justicia, el mal-fútbol, la mala-política, la mala-noticia, el mal-dios o la mala-religión. Lugares perfectos para discurrir en ociosidades, excentricidades e invertir el tiempo en un descanso similar a la agonía. Nos sentamos, pedimos cerveza y sacó sus cigarrillos.- Has leído a Borges, supongo. Pues bien, escribió un cuento en el que él, ya viejo, se encuentra con él mismo, pero joven. Lo que te propongo es que hagas un ejercicio, utilices la estructura del cuento, y la llenes de tu propio contenido. Será un mero ejercicio literario y de reflexión. No será complicado que puedas distinguir estructuras y sustancias, la práctica de vaciar formas, de entender objetivamente una narración. En lo que tienes que prestar atención es cuando, cerca del final, Borges se dice a si mismo: “Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde. Lentamente entoné la famosa línea: L'byre - univers tordant son corps écaillé d'astres. Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra. Es verdad -balbuceó-. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa. Hugo nos había unido.” En aquel momento, Borges logra demostrarle que él era él mismo. Le demuestra que es, lo hace sentir en piel que se encuentra frente a si mismo. Básicamente, le hace vivir la dualidad como una unidad. Poder llegar a ese nivel de autoconocimiento, de diálogo con uno mismo, es una condición para celebrar, en cualquier individuo. Hay gente que cree que con una definición basta. Esas personas no comprenden el movimiento de ellos mismos, su estado indeterminado, dinámico. Determinar es inevitablemente negar. El ser, como categoría específica, como una proclamación de lo que se es, se transforma en un ser vacío, sin carácter real, y esto es paradójicamente por obra de la sobreabundancia del individuo mismo, de su impermanencia. Por eso en este encuentro no debes buscar grandes conceptos, sería caer en posos sin fondo. Pero, existe una modificación que debes incluir, una modificación a la estructura. No serás tú, ahora, viéndote más joven. No, claro que no, ya eres muy joven. Escribirás sobre el futuro y serás el futuro, te verás en proyección. Hablarás de lo que serás, y ante eso te enfrentarás. En esa relación, de futuro, perspectiva, es la que tendrás que demostrarte que eres tú mismo. Unirte, eso deberás hacer, unirte con tu perspectiva.Lograba intuir lo que le sucedía en su cerebro. Había ideado rápidamente esbozos, trazos al infinito. Se vio escribiendo sobre mí, se vio siendo yo, y eso lo aterró. Se levantó abruptamente de la mesa y se fue de la taberna. No lo quise detener, ni siquiera me puse de pie. La silla había quedado en el suelo. Los borrachos ni miraron el suceso, probablemente no escucharon el estruendoso sonar de la silla al caer, o no les importaba, ambas situaciones darían lo mismo. Seguí meditando sobre lo sucedido, viendo la silla tendida. La situación era absurda, y rápidamente mi asedio sistemático iba derrumbando lo significativo de cada una de las escenas, hasta llegar nuevamente al nihilismo, a la falta de valoraciones, la muerte en vida. Asesino de todo lo vivido, anulación completa, como dijo la maldita de la Paulina. Entonces pude comprender lo sucedido: aún no podía resistir verme, por eso me dejé ir.
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