domingo, 20 de diciembre de 2009

lunes, 7 de diciembre de 2009

La Mano Ajena - Favella

L' Ordine Nuovo



"¿ (...) Es preferible 'pensar' sin tener conciencia crítica de ello, de modo disgregado y ocasional, es decir, 'participar' en una concepción del mundo 'impuesta' mecánicamente por el ambiente externo, o sea, por uno de tantos grupos sociales en que cada uno de nosotros se encuentra inserto automáticamente desde su entrada en el mundo consciente (...) o bien elaborar la propia coincepción del mundo, consciente y críticamente y, en conexión con esta actividad mental, elegir la propia esfera de actividad, participar activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar pasiva y servilmente que nuestra personalidad sea moldeada desde afuera?"



Antonio Gramsci, Il materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce, Einaudi, quinta edición, 1953, pp. 3-4

Karl Marx




"Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto, en épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal"


Karl Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, en Obras Escogidas, Tomo I; Moscú Ediciones en Lenguas Extranjeras, p. 246


"Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes"


Marx y Engels, El Manifiesto Comunista.

Diacronía y Sincronía



Gabriel Salazar dijo: “La convergencia de todos en ese diagnostico tipo ‘juicio final’ (chile parecía condenado al subdesarrollo por los siglos) sólo podía conducir a la aparición de ideologías desesperadas. A exabruptos teóricos de Izquierda y de Derecha, pues no se reconocía la existencia de procesos específicos o continuidades históricas, sino sólo la omnipresencia de una mole capitalista, que, instalada encima de todos, succionaba sin cesar los excedentes económicos, bloqueando el desarrollo de los pueblos. Ante esa mole –se pensaba- no tenía sentido echar mano de las solidaridades propias de la memoria social (no había ‘procesos’, sólo ‘estructuras’) sino, tan solo, de la voluntad política pura, esencializada y forjada al hierro. ‘¡Victoria, o muerte!’. El terreno estaba preparado para que los hombres, educados en el desconocimiento de su propia memoria, terminar siendo víctimas de la ‘tiranía de la historia’ (F. Engels). En ese contexto, y para espanto de Treitscke, la historia haría y desharía a los hombres, y no éstos a aquella


SALAZAR, Gabriel. Historia de la acumulación capitalista en Chile: (Apuntes de clase). 1ª ed. Santiago: LOM ediciones, 2003, p. 22.

jueves, 3 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Soledad





Octavio Paz, en El Laberinto de la Soledad dijo: "Estamos al final solos. Como todos los hombres. Como ellos, vivimos el mundo de la violencia, de la simulación y del ninguneo: el de la soledad cerrada, que si nos defiende nos oprime y que al ocultarnos nos desfigura y mutila. Si nos arrancamos esas máscaras, si nos abrimos, si, en fin, nos afrontamos, empezamos a vivir y pensar de verdad. Nos aguarda una desnudez y un desamparo. Allí, en la soledad abierta, nos espera también la trascendencia: las manos de otros solitarios. Somos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres.”



Largo fue el recorrido para culminar en la renuncia a la militancia de la Concertación Democrática. Aquellos socialistas se sienten orgullosos, y por sus poros derraman alivio ante la renuncia de un proyecto neoliberal. La expiación de los pecados estaría próxima al no ser lacayos del empresariado nacional e internacional, y esto transformará sus pasadas noches de insomnio en una plácida melodía de reivindicaciones revolucionarias. Sin embargo, tarde se sumaron al proyecto de Arrate; y éste, desde una orientación moralista, culminó una derrota al no llamar a una renuncia masiva, y no encarnar su única posibilidad de avanzar: la unificación de la izquierda bajo la libertad partidaria por fuera de la Concertación Democrática. La construcción de un bloque que supere los mezquinos intereses de la dirigencia Comunista. Podríamos decir que la turbulenta juventud les renació, y por sus venas, al fin, corre la sangre latina que necesita el planeta, roja, furiosa y adolescente. Lo notable son las definiciones: socialista, no-socialdemócratas, anti-capitalistas, anti-imperialistas, latinoamericanistas, buscadores de la unidad de los trabajadores y de la izquierda. Quieren construir un proyecto nacional amplio, socialista y revolucionario, moderno y plural. Son los chasquis chavistas que llegaron hasta el fin del mundo. El comandante se hace presente hasta en el Chile del trabajo precario, de la educación de mercado y de la miseria represiva y totalitaria, con estos autodenominados verdaderos socialistas. Para Escalona son 1700 "fracasados". Bueno, generalmente los marxistas somos medios fracasados, hoy por hoy. Lo bueno es que hay alternativas internacionalistas que emprender. Luego de tres décadas Salvador Allende renació, cual Cristo, de entre los muertos.

Investigación Biográfica




Al nacer, durante un sordo y arrollador invierno, me dieron de nombre David Alejandro. Había crecido cadenciosamente en el útero de Daniela Maldonado Lobos, hija de la tierra del Maule, quien creció en una villa rural naufraga desde la colonia, en la que aún se sostienen restos materiales testigos de la independencia. Pueblo hecho de adobe y ladrillo, con su propio cielo compuesto de colihues azulados unidos por un cuero arcilloso. Mi progenitor era oriundo del sur-oriente de la capital, tierra de la masacre de Lo Cañas, Alejandro Álvarez Guarategua. Hombre trabajador, dedicado a la tierra y los metales. En el futuro se transformaría en profesor. Durante mis primeros días, los vidrios se quebrantaban ante la lluvia incandescente, sin embargo Serafina Lobos Laferte, una señora viuda y demoledora, mantenía el mismo tesón que la caracterizó durante su pasada militancia Comunista en el gobierno de Salvador Allende, al cuidarme del cristalizante mes de Julio. Existí viendo crecer a Ismael Alejandro junto a mí; posteriormente se nos uniría Alejandra Rocío, fémina de ojos claros y tez dorada. Viajaba a menudo a las tierras de Alejandra Maldonado, mujer imparable, y su prole; quienes vivían en aquel sitio del trueno que es Talca, ciudad del Piduco.
Nuestros primeros espacios se encontraron en San Miguel, la comuna del conservador Jorge Montt. Posteriormente nos mudamos a un departamento de La Cisterna, para terminar en una casona de La Reina, que cuando llegamos era un jardín infantil de colores ácidos. Al parecer, tuvimos una parada residencial de efímera duración en unas torres de Providencia. Daniela Maldonado remodeló aquel antro de niños infinitas veces. Aquella casa parecía tener vida propia, y crecía como un cáncer. Mis progenitores rompieron finalmente su relación por aquel entonces. Alejandro Álvarez Guarategua vagabundeó un tiempo, mientras que Daniela Maldonado emprendió un romance efímero que se obsesionó en ocultar a sus hijos, el cual no llegó a buen puerto. La ruptura provino desde Daniela Maldonado, y fue por el amante que mantuvo. Él era religioso, mormón, pero como dicen: todo hay en la viña del señor. La religión fue un absurdo turbulento en la familia: el primo de Valdivia, casado con una alemana hecha de tabaco, era francmasón, pero de la logia original; mientras que su hermana, era de aquella logias más modernas en las que las mujeres tienen cabida; Serafina Lobos Laferte se volvió Testigo de Jehová; Alejandro Álvarez Guarategua era Católico Apostólico Romano; a algunos los movía el budismo, y a otros el animé japonés; la política se la había tragado la dictadura, y con ella sobrevino un concertacionismo-demócrata bastante escéptico. A Daniela Maldonado Lobos le decían que era judía, pero ella fue cristiana convencida, en búsqueda de alguna iglesia, entre tantas, que la sedujera. Concretizó en una: La Iglesia de los Santos de los Últimos Días, o sea, mormona. Junto al sismo emocional de mis progenitores, existía una multiplicación de sismos por toda la estirpe: desde el lado de Alejandro Álvarez Guarategua, habían rupturas familiares entre militantes izquierdistas y demócratas cristianos, divisiones que terminaron con muertos; entre aquellas rupturas, al parecer, se encontraba un Lonco. Se decía, cual mito de origen, que los Guarateguas eran mezcla de un chilote y una mapuche. Del lado de Daniela Maldonado Lobos, su madre era huérfana. Los Laferte no tenían menos problemas que los Guarategua: provenientes del norte, y en particular del militante del Partido Obrero Socialista, Elías, se habían ramificado hacia el sur por razones caóticas, castigos supersticiosos y auto-exilios silenciosos. La última estirpe fue la que se abandonó a la capital santiaguina, y la que olvidó su memoria. Crecí sin saber mucho de historia viva. Aquella coda fantástica la encarnó Daniela Maldonado Lobos. Esta mujer era una trabajadora empedernida y artista de vocación: pintaba y hacía pequeñas esculturas. Se fugó a la metrópolis, donde el poder se concentra. Cada día era más enfermizo el ambiente en cualquiera de los núcleos que llegáramos de visita. Esto, lentamente, me fue apartando en diferentes sucesos dispersos hasta rendirme a la soledad.
Luego de la caída de las Torres Gemelas, y aprovechando la oportunidad que se nos habría, viajamos hacia los Estados Unidos de Norte América por una ganga. Fui junto a mi progenitor y su hermana, Patricia Álvarez Guarategua, además de mis hermanos. Recorrimos sus Estados junto a un mexicano de por allá, en un furgón de color oscuro. Parecíamos gitanos, unos gitanos deslumbrados. En aquel viaje terminamos en New York, en un hotel viejo pero glamoroso, como de una película de mafias; Alejandro Álvarez Guarategua se sentía turbado, la realidad amarga como el mate y la cebada, por aquel entonces, lo sobrepasaba. Yo sólo había viajado a Mendoza, y era el poco recorrido que tenía. Éste viaje, a lo trotamundo, duró un mes y pico; bueno, dejaría turbado a quien tenga la sinceridad de apreciarse. Luego de este viaje, junto a Daniel Rojas, Tomás Corvera y Antonia Mouat, los dos últimos eran pareja por aquel entonces, nos fuimos a la ciudad porteña de Buenos Aires, y arrendamos una de esas casas italianas, las cuales están pegadas con las otras, en Palermo Viejo. Fue un viaje en donde Tomás Corvera, y Antonia Mouat no la pasaron del todo bien, y terminaron tiempo después. Desde ahí, y con ellos, se diluyó aquella roja gota de óleo en que nos habíamos convertido, en un lavamanos que parecía ser la escena del crimen. En aquel viaje logré ver a un primo que no veía hace tiempo, del lado Laferte, se llamaba Alejandro. Vivían en la perifería del Gran Buenos Aires. Posteriormente volví a aquella caótica ciudad Argentina, junto a una pareja. Alojamos en un departamento cerca de Plaza Italia. Nos recibió un carnaval. Posteriormente viajé a Bolivia, por tierra, junto a Tomás Corvera. Al llegar a la paz, también me recibió un carnaval, esta vez sólo y extraviado. Logré contactarme con algunos colombianos y peruanos que me recibieron, y cené con ellos. Durante ese día recorrí junto a un militante Comunista y un joven de la Izquierda Cristiana las calles de esa exuberante ciudad. Con Tomás Corvera recorrimos diferentes lugares, y sufrimos las pesadas melodías de la improvisación y la falta de dinero. Pero logramos volver, a pesar de la ilegalidad, de la escasez de monedas, la falta de orientación, la droga y las carreteras. La justificación del viaje fue un encuentro de antropología y arqueología latinoamericana. Antes ya había ido a uno, de corte nacional, en Concepción. Aquella ciudad me embrujó de inmediato.
Entré a estudiar en la Universidad de Chile, como ya dejé entrever, antropología. Luego de dos años me quise especializar en arqueología. En aquel periodo universitario conocí a Nicolás Villalobos, en un paradero de locomoción colectiva. Yo tocaba una armónica, y él, sin saber de mí, me invitó a ser el baterista de su banda. Creo que era de medianoche, o madrugada. Decían tocar punk rock psicodélico, me gustó esa atormentada pretensión. Tuvimos algunas memorables tocatas, y otras penosas. En aquel tiempo, junto a una lista de las Juventudes Comunistas, ganamos la elección del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Mi actividad política se divisaba desde enseñanza media, en la que participé apasionadamente durante las movilizaciones del 2006, en aquel periodo cristalicé una orientación política marxista. Milite en diferentes orgánicas trotskistas, hasta que terminé en las Juventudes Comunistas junto a mi eterno camarada y amigo Pedro Riquelme, de las que me retiré, como de otras orgánicas, con algunos compañeros. Éste suceso causó rencillas escalofriantes. Como dice Camilo Cepeda, compañero universitario: la política es amarga. Los odios se dejan florecer junto a las derrotas, del lado de las victorias nacen los desprecios.
Y como, al parecer, la tradición pesa de sobre manera, fui exiliado de la casona de La Reina un día. Mi progenitor me recibió en un departamento algo triste, y comenzamos a vivir nuevamente. La soledad casi me toma por asalto. Al final, la ausencia del otro es lo que tenemos en común con todos. Y en esa contingencia, al ponernos en común con quienes están tan abandonados como uno, nos volvemos universales.
En estos días, pienso que lo más razonable es conocer la bifurcada estirpe de la que provengo. Saber del “Chito” Washington Guarategua, del tío “Checho” sindicalista. Gente de Chiloé y Puntarenas. Saber de la tierra, de la que soy el último. Saludar a Serafina Lobos Laferte, y llevarme a mis hermanos conmigo, a un exilio heredado. Debería agarrar una bicicleta y zarpar al sur.

Cultos Cargo


Los cultos cargo son movimientos religiosos corrompidos y revisionistas, o sea, fuera de la línea ortodoxa nativa condenada al infierno de los paganos, que se manifestaron en tribus del sector australiano y melanesiano, especialmente en Nueva Guinea, tras el traumático contacto con nuestros superiores ancestros espirituales, elegidos por Dios, blancos-saqueadores (Marvin Harris, 2002, Vacas, cerdos, guerras y brujas, Alianza Editorial, Madrid, p. 126). Lo que estos cultos encarnan son adoraciones al superior producto tecnológico industrial del hombre-blanco-heterosexual-empresario-protestante, ya que se creía estaban destinados a bendecir a los pre-lógicos oriundos del sector. Bueno, la bendición se materializó en un acelerado y traumático desarrollo hasta la conciliación con la naturaleza crusoeana real del individuo libre, y hasta que los residuos de tradiciones pasadas lograron fusionarse con el nirvana en una armonía muda.

Entrevista a Luis Echevarri





Entrevista a Luis Echevarri, uno de los candidatos para sustituir a Mohamed El Baradei al frente de la Agencia de Energía Atómica de la ONU (04/05/09).

Incursionando en la lectura antropológica, particularmente en Claude Meillassoux, me dirigí al texto divulgativo del buen León Trotsky “El pensamiento vivo de Marx” para rearmarme conceptualmente. Una frase particular fue la que me llamó la atención “La transición de un sistema al otro ha sido determinada siempre por el aumento de las fuerzas de producción, por ejemplo, de la técnica y de la organización del trabajo. Hasta cierto punto, los cambios sociales son de carácter cuantitativo [e indisolublemente cualitativo, a la vez, como diría Antonio Gramsci] y no alteran las bases de la sociedad, por ejemplo, las formas prevalecientes de propiedad. Pero se alcanza un nuevo punto cuando las fuerzas productoras maduras ya no pueden contenerse más tiempo dentro de las viejas normas de propiedad; entonces se produce un cambio radical en el orden social, acompañado de conmociones” (Trotsky, 2004 [1940], p. 16).
Lo marcado en negrita es lo que me llama la atención. Algo que aprendí, vagamente, en el Curso de Materialismo Cultural en la Antropología Social del profesor Andrés Aedo, es que en el pensamiento de Karl Marx y Fiedrich Engels, apropiación y propiedad son conceptos que es útil diferenciar (Marx, 1857). Como dice un compañero de universidad, medio-marxista medio-sistémico, de esa miserable ciencia burguesa que es la sociología, no mezclemos peras con manzanas, aludiendo a la costumbre de proceder por síntesis, que nos llevaría al cliché, no erróneo del todo según entiendo, de que la propiedad y la apropiación son una y la misma mierda. En este caso tuve la duda sobre la buena utilización del término, ya que se aludía a un marco general del movimiento real de nuestra especie. Luego, me entró una duda aún más interesante que esa masturbación mental, más complejo que una simple confusión de términos, siempre recurrentes, en obras divulgativas –para lograr superar esa valla hay que ser un genio, y al estilo estereotipado que pregonan los liberales e idealistas. El problema era el siguiente: ¿Quién tuvo la osadía de traducir este librito, que ya se presenta como complejo en su mismo fundamento? ¿Desde qué traducción se hizo, o se realizó del original? Pues bien, buscando en el ciber-mundo que nos hemos dado llegué a una penosa constatación: no existe ni en Wikipedia, ni en ninguna página, información de Luis Echaverri. Pero, no obstante, encontré una entrevista del tipo en cuestión, de la que podemos crear algunas conclusiones detectivescas interesantes si le sumamos que es un traductor de teoría marxista, y, por lo que encontré a nivel de citas en otros ensayos, libros freudianos.
Finalmente, lo único que pude constatar empíricamente fue que está traducido desde el ingles, ya que el título original era: The living Thought of Karl Marx, lo cual en realidad es de una obviedad absoluta, ya que lo dice el libro sacralizado en papel, publicado originalmente en NY, y, de hecho, el jefe del ejercito rojo parte hablando, justamente, de los EE.UU. La entrevista está interesante.

Ejercicio Narrativo: Borges y el Otro


“Éramos demasiado distintos y demasiado parecidos. No podíamos engañarnos, lo cual hace difícil el dialogo. Cada uno de los dos era el remedo caricaturesco del otro. La situación era harto anormal para durar mucho más tiempo. Aconsejar o discutir era inútil, porque su inevitable destino era ser el que soy.”


El hecho ocurrió el mes de junio de 2019, por Capital Federal, en Palermo viejo. Lo que hice, como método, fue no escribirlo inmediatamente, a razón de reflexionar más sobre el asunto, y así prevenir interpretaciones superficiales y apresuradas. Finalmente, para no ser inmediatista. Hoy, en el 2021, pienso que si lo escribo mis compañeros podrán realizar sus propias interpretaciones y, de esta forma, me contribuirán con una reflexión crítica a mis intuiciones. El miedo me inundó cuando sucedió, el cual continuó de forma constante las noches de insomnio que le siguieron. Esto me dificulta disipar el ruido de mis sensaciones que hacen referencia al acontecimiento, y que el texto esté sobrecargado de la herencia irrenunciable de los otros objetos construidos durante la contingencia misma, los cuales eran el revés del temor. Esto reduce el problema a una cuestión instrumental, vetada si se piensa en la contrastación tradicional.Sucedió aproximadamente a las una de la mañana. Estaba contemplando los edificios, apoyado en un semáforo, en el sector de Plaza Italia. Los árboles eran inmensos, en extremo diferente con los que crecí. Los autos dispersaban sus luces en el espacio, velozmente. Fue inevitable que pensara en la percepción, con relación a la lucha entre las partes y el todo. Las oposiciones que se unen, las diferencias que se niegan y a la vez se contienen, como el peso específico, el color y la forma de la piedra de Hegel. El método derredor, un pensamiento tangencial, la razón dialéctica. El método era placentéramente oscurantista, la dialéctica era poesía. Al final, leer a Nietzsche, era una condición común entre las diferentes etapas del pasado y la actualidad. La relativización del conocimiento era un resultado, al igual que el conocimiento mismo. Hoy me encontraba ocupado en develar una respuesta propia a la relación entre el discurso científico y movimiento real, testarudo a los sentidos comunes y las respuestas construidas por la autoridad del periodo. Pero todo se me resumía en el hecho de que sin convicción podía entrar en combate y tomar las armas de cualquier disputa -con límites, claro está-, y que, obviamente, no existían los genios individuales, victoria antropológica. Me encontraba con un sentimiento de plenitud, mis investigaciones, algo inconstantes, iban por buen curso, y la correlación de poderes existentes en el partido nos posibilitaba el trabajo de nuevas orientaciones, al fin. Las calles estaban inundadas de individuos haciéndose.Sufrí de golpe una presión en el pecho, que se le identifica dentro de la academia como un síntoma de descompensación, provocada por un nuevo escenario al que uno no se ha adaptado. Al final, el escenario lo creamos, no nos está dado; aunque, podríamos decir, jugando a poseer el sacerdocio paradojal de la dialéctica oscurantista, que el escenario lo creamos y nos es dado, a la vez. Comencé a caminar cuando la luz cambio. A mi costado, un joven se me unió al mismo ritmo. Me sentí incómodo y leí aquella sincronía como una acción invasiva, pero no me lo enfrenté inmediatamente por precaución. El joven se puso a susurrar una canción. Fue aquel momento cuando experimente la primera extrañeza de una escalera ascendiente al temor de lo incomprensible. Una escalada irrenunciable. Lo que cantaba, o intentaba cantar, ya que nunca cumplí mi desafío de asistir a clases de canto, era la introducción de un tema de Congreso, un grupo musical que decían tocar melodía mestiza, aludiendo al tipo fusión. La letra me lanzó a muchos lugares a la vez: una micro, un festival, una marcha, mi cuarto de juventud, el canal en una noche de luna enhiesta, Bolivia; sucesos que ya han muerto, inexistentes y que sólo viven en los efectos de escuchar este tema. Luego ocurrieron las palmas. Era una clave que ocupaba en casi todos los temas que no recordaba la percusión. Me estremecí al identificar mis modos simplones de parafraseo musical. El chasquido de los dedos, simulando el jazz, era inconfundible. Me adelante y lo abordé de frente:- Disculpe, ¿De dónde es?- De Santiago, pero hace un tiempo que vivo en el puerto. –Respondió desconfiado.Me apoderó un fuerte sentimiento de angustia, pero seguí:- ¿Vivías al oriente de la capital, en una casa de la avenida tobalaba, mil veces rehecha, frente al canal? –Asintió silencioso.- Entonces, por consecuencia –despilfarré fuertemente- eres David Alejandro Álvarez Maldonado. Yo igual soy David, y estamos en 2019 en Buenos Aires.- No –Me respondió con mi propio elevado y vehemente tono de voz, algo oscurecido. Y luego de armar las ideas replicó:- Yo estoy en Valparaíso, en el plan, por la Plaza Vitctoria, de camino al puerto. Lo extraño es que me resultas muy familiar, es como si me viera al espejo y tuviese una barba mucho más tupida, la cabellera considerablemente más rala y, claro, subido de peso.Mis dudas eran angustiosas. Le respondí acaloradamente:- Puedo demostrar lo que afirmo. Escucha lo que voy a decirte. En la pieza de Santiago hay un mapamundi colgado, que recibiste de regalo. En el patio antes había una palmera la cual fue vendida a causa de una de las tantas remodelaciones que acostumbraba la señora madre. Cerca de ella jugabas con Ismael durante tu infancia. Padeciste una disfunción renal muy complicada durante la enseñanza secundaria. Entraste a la Universidad de Chile a la carrera de Antropología y Arqueología con una gran ponderación que enorgullecieron a tus padres en su momento, pero que en ti solo inspiró rabia ante las falsas e injustificadas creencias de méritos individuales, en la que durante el segundo año sufriste dudas sobre la especialidad que tomarías hasta el último momento. Fuiste del Centro de Estudiantes de la facultad, integrando la lista junto a tres compañeros de la juventud comunista y un independiente, además, fuiste el vocero de tu colegio durante la gran revuelta estudiantil del 2006. Fernando Encina y Valentina Olivares, posteriormente, abandonaron su militancia; tu nunca estuviste del todo de acuerdo con aquella decisión. Entraste a un grupo de rock psicodélico al conocer al guitarrista en un paradero una noche de otoño. Fue tocando rock n’ roll cuando comprendiste que la racionalidad debía estar al servicio de tus emociones. Entre tus recuerdos mantienes la foto de tus amigos de juventud que te regaló Antonia, y junto a esa mantenías la de tu primer amor, Paulina. Sin embargo la votaste a la basura, junto a sus cartas. Sentiste una especie de arrepentimiento por la pérdida irremediable de aquellos recuerdos, pero la tensión fue liberada cuando te percataste que no cumpliste tus deseos con rigurosidad, te quedó la foto de las magnolias. Te ves aproblemado constantemente por la muerte, aunque en ocasiones te olvides de ello; y el escepticismo no te quita la voluntad. Nunca olvidaste la casa de Medrano con Honduras, la primera vez que viniste a Buenos Aires, junto a Daniel, Tomás y Antonia, que en ese tiempo estaban emparejados. Decidiste hacer lo posible para vivir en Valparaíso luego de ir como delegado a un congreso universitario celebrado allí y recorrer la ciudad antes de abordar el bus de vuelta, en el pasado, el fetiche entorno a la ciudad te generaba anticuerpos a la simple idea de ir a conocer la ciudad porteña. Y otra cosa: jamás pudiste comprender la muerte del tío Fernando, ni siquiera hoy has interiorizado que ya no existe.- Era un encuentro de militantes comunistas universitarios.- Bueno, pero se lo ocultaste a tu padre para conseguir el financiamiento con que no contaba. Fue un encuentro desastroso, tu posición fue minoría, pero lograron dejar turbulencias internas. ¿Es suficiente?- De ninguna manera –Dijo frunciendo el ceño. – Esto no contrasta nada. Si es mi librepensamiento que a causa del ácido no puedo ser consciente, es natural que yo mismo cuente con esa información. Todos tus datos construidos son absurdos.La objeción me hizo dudar de mi propia condición de sobriedad y recordar minuciosamente el día. Luego de asegurarme que la última vez que había consumido alucinógenos fue hace 5 años me lancé al ataque:- Si todo esto es una simple alucinación, entonces cada uno cree ser el que alucina. Por el momento más vale aceptar empujar dichas figuras, de la misma forma que aceptas empujar la vida que llevas. Aunque algunas veces el motivo no sea empujar la piedra, sino el miedo a dejar de empujarla.- ¿Qué tipo de alucinación es esta, no me habré tenido un brote? –dijo, con vertiginosa preocupación.Con el objetivo de tranquilizarlo, y mediante eso, calmarme, fingí la mayor certeza y control de la situación, di a entender que sabía lo que sucedía, hice malabares conceptuales por sobre mi pánico:- La incomprensión y la falta de orientación ha durado ya 30 años. Al final y al cabo, la historia, el recuerdo y la tradición dicen del presente únicamente, sólo hacen referencia a lo que en la actualidad es el complejo conjunto de vivencias: recuerdos, acciones, sentimientos, un todo indisoluble. Sólo dan cuenta de lo que los provoca y lo que provocan. Ahora simplemente estamos percibiendo la realidad, y haciéndola, a la vez; lo particular es que nos ha extrañado a niveles críticos, son escenarios nuevos. Te podría hablar del presente cargado de posibilidades, que en mi caso ha mutado considerablemente... ¿No quieres escuchar lo que he vivido? Sería saber de lo que contienes, de la posibilidad, la aptitud, la dinámica de Aristóteles, aunque esto sea simplemente un juego conceptual, historicista, ya que primero cabría ver si existe algún tipo de evolución, y que relación tienen los estadios diferentes. Podríamos llegar a suponer que somos dos cosas completamente diferentes. Pero me da la sensación, y desde un comienzo fue así, que yo fuera tu, pero desenvuelto, desplegado.Se refregó violentamente el rostro, tratando de despertar o quitarse algo de la piel, y luego de un hondo y profundo respiro, me murmuró que siguiera. Yo comencé a improvisar:- Ismael está teniendo éxito en sus proyectos estelares al norte de Chile, es uno de los pocos lugares del mundo que aún se pueden hacer estudios de ese tipo; mientras que Alejandra está cada día más complicada por los problemas en que se metió allá por Italia, junto a tu hermano le han enviado dinero, bastante, pero la cosa va para largo. A tu padre lo mantienes en Santiago, está cada día más arrebatado, pero en relación directamente proporcional, más viejo y fácil de congeniar, se pone feliz siempre que lo lleves por lugares pomposos. La relación con él fue creciendo más y más durante tu vida, aprendió a tocar saxo muy bien, hoy lo consideras un buen amigo, y un buen padre. Tu madre sigue en la iglesia, hoy ya le ha dedicado su vida a la salvación futura, tras la muerte. Hablas con ella y buscas que tenga una vida feliz, pero a distancia, jamás le perdonaste lo sucedió el 2009 con Paulina, pero la quieres aún y le estás agradecido profundamente. La muerte de ambas abuelas fue trágica, sucedió en fechas muy cercanas, y el derrumbe fue total. Nadie ha tenido hijos entre tú y tus hermanos, ya se acepta que son la coda de la estirpe. A tus familiares los dejaste de ver lentamente luego de que pasara el periodo de luto. Tu relación con Paulina fue miserable y abruptamente rota y hoy sólo la lees en sus publicaciones recientes y la recuerdas. La odias profundamente, y a la vez recuerdas con cariño el extraño amor que sentías por ella; nunca más te dejaste fluir así, al final el amor es una paradoja que no merece ser vivida, un estado esclavizante… ¿Cómo están tus compañeros?- Bien, bien. Aún nos vemos, salimos de juerga de vez en cuando, pero hace tiempo que no hacemos nada serio en conjunto. Con la banda, nos ha ido muy bien, aunque la vida bohemia me está pudriendo la columna vertebral.Dudó sobre lo que decía. Tartamudeo:- ¿Y tú?- Es difícil definir qué es lo que has desplegado y en qué te has estancado, pero has avanzado, obviando el hecho es que no se avanza hacia ninguna parte realmente, pero has avanzado. Serás el editor de un par de revistas. Sacarás dividendos económicos de algunos puestos en sociedades altermundistas internacionales. Trabajarás para algunos periódicos escribiendo columnas de opinión y hablaras en un programa nocturno. –Fue grato que no me cuestionara sobre el éxito ni los fines de aquellos trabajos. Continué:- Sobre el mundo y tus proyectos, en Chile te harás de problemas serios con el tráfico, y unido al clima de problemas, estarás obligado a buscar por otros lados una vida sustentable. Recorrerás Europa con Simón, trabajando en sus proyectos arqueológicos. Luego te volverás y te quedarás en Buenos Aires. La crisis del monopolio internacional produjo desorientación total ante la precaria preparación de tu gente, nadie tendrá poder de hacer ni sabrá qué hacer. De ves en cuando visitas a Andrés, vive en Uruguay, tendrán la idea de desdibujar la ciudad lentamente.Noté que se encontraba distraído, y que reflexionaba sobre innumerables asuntos agrupados dispersamente. Lo sabía porque me estaba sucediendo a mí también. Me cuestionaba sobre la necesidad de decirle que ya no tenía amor por lo que hacía, y sobre la disconformidad que padecía ante mi vida y la actual condición en que me encontraba. Sufría el miedo de lo incomprensible, del inadaptado; sin embargo, era amilanado por el extraño sentimiento filial que mantenía con ese joven, un profundo sentimiento más complejo que el paternal invadía mis canales neuronales, pero no era amor. Vi que portaba un librito en las manos, lo apunté:- Es de Karl Marx. Un tomo de El Capital. –Dijo orgulloso.- ¿Qué te ha parecido?- La genialidad del método dialéctico, de la filosofía de la praxis, se encarna en esta obra. No hay paradojas sin resolver. La superioridad del método a razón de objetivos de transformación es sin duda obvia.Le pregunté si pensaba seguir especializándose en el romántico alemán.- Es menester, ya que en este periodo hace falta un rearme ideológico. La postmodernidad ha calado profundo. Es necesario desarrollar una ciencia que nos dé paso a la liberación y reconciliación de la humanidad consigo misma. Es necesario hacer política, nuestra política.Continuó desarrollando una defensa implacable a la ciencia, y una crítica ácida a la postmodernidad y sus lacayos. Hablaba de reivindicar el discurso científico como diferente al mito, a la religión, a la opinión y al artístico. Despotricaba contra sus colegas de la especialidad etnográfica, y pasaba de un punto a otro, desbordado de pasión. La mercancía, el odio al capitalismo, la instauración de la lucha de clases, la lucha por el poder, el tema orgánico, construir mayorías siendo minoría, etc.- Tu grupo de enajenados es pura fraseología, propaganda partidaria, o, a lo sumo, de un bloque cultural de alta cohesión y con orientación programática. ¿Enajenados de qué? Te falta el italiano de la derrota. El cientificismo es una ideología no muy diferente a las otras que han nacido de las llamadas direcciones históricas, religiones para las masas. Y la comparación que hago, es justamente porque religión y ciencia no es lo mismo, y, muy por el contrario, son elementos diferentes con comunes condiciones comparables. Criticas el idealismo cual siglo XIX, y no te das cuenta que la sustancia material que buscas instaurar es una metafísica detestable. Le has quitado todo el contenido político a los autores que lees, todo lo práctico y subjetivo, y los has transformados en sólidos pedestales ideológicos. Deberías escuchar más lo que la crítica epistemológica postmoderna repite, porque, lo que te concedo, no dicen nada nuevo. Nietzsche es un buen poeta, pero como el mismo dijo, necesitamos compañeros vivos, no muertos que traer a cuesta. Lo que hoy nos sucede, la importancia de este hecho, es la mejor prueba. Aquí no sirven sus abstracciones y generalidades, etiquetadas como objetivas o no objetivas. Qué rúbrica usarías en esta instancia. La importancia de lo que se huele es ineludible en este caso. Cada cual es el protagonista de su propia historia, y todo lo que creas que es lo realmente protagonista: leyes, luchas, ideales, proyectos, masas enajenadas, intereses de clase... no son más que partes de ti mismo, partes enajenadas. Ahí te concedo usar el término, pero sólo como metáfora. Las partes contienen el todo, en su plenitud. Enajenar sentimientos, extrapolar condiciones, desdoblarse. Eres tú al final el único sujeto para ti mismo, lo demás son proyecciones. Toda la metanarrativa es pura hipocresía contigo mismo, date cuenta. Sin embargo, tampoco te planteo caer en los grados de orden, los fenomenólogos podrían seguir eternamente con su juego de preguntas creyendo que se desdoblan. Unidad, comprender eso es fundamental, proceder por síntesis. Lo particular de las generalidades es el punto del mapa. Lo único de los hechos, lo mortal de los mismos. Míranos, hemos hablado de política, y sin profundización, sólo hemos rodeado la apariencia de las cosas verdaderamente importantes, desde lo que sucede y queremos que suceda, desde lo que hoy nos quitaría la angustia, lo que nos liberaría de lo que queremos abandonar, y no hemos podido hacerlo. Hemos hablado de cosas que solemos decirle a quienes no conocemos, y estamos frente a nosotros mismos. Pero no creas que sería diferente si habláramos de lo mediato del arte, del realismo ruso, que da cuenta del observador, que huele a impresionismo. No creas que sería diferente si habláramos de nuestras metáforas, nuestros cuentos, nuestros cariños. Al final es únicamente uno. Negamos todo hasta no poder negar nada más, y luego negamos lo negado, y así, seguimos negando aquello. No creas que seguir hablando solucionará algo, aunque podría ser un primer paso. El bizantinismo no es del todo injustificado.Le expuse esto, que era la temática de mis borracheras futuras. Tenía la mirada perdida. De un momento a otro dijo:- Si no es una alucinación. ¿Cómo olvidó el encuentro consigo mismo?No había considerado aquel elemento. Respondí dudoso, pero vehemente:- Probablemente me convencí de que fue una alucinación, o sea, te convenciste. Serías tan responsable como yo de esto.Dijo, tímidamente:- ¿Cómo va con su salud?Debió pensar que los años me habían vuelto loco.- Sigo de lo mejor. Mantengo una vida normal, con problemas propios de un ciudadano del siglo XXI. Padezco algunas veces de depresión, otras soy un megalomaniaco, y, en ocasiones soy un humanista convencido, movido por los sentimientos más puros y altruistas del mundo, un fiel comunitario. En otros momentos soy un hijo de puta. Te queda algo de nihilista destructor, especialmente cuado te relacionas con el rock n roll. Has aprendido a medirte, a fuerza del error, pero aún no puedes controlar del todo esa personalidad obsesiva y apasionada, una paradójica forma de acercarte y desviarte, a la vez, de lo que buscas.Nuestra conversación era demasiado lúcida para que realmente fuera un desvarío mental producto de un estado alterado de consciencia. Ese sentimiento de lucidez dio un brusco fruto, un parafraseo, la improvisación que años de vida había entrenado.- En fin, no deseo convencerte de nada. Soy enemigo rotundo de las convicciones como método, aunque trabajemos con ellas. Pero podría hacerte pensar que esto no es una alucinación, aunque en realidad, a lo que me refiero es que: te puedo hacer sentir la lucidez de esta situación, lucidez que abre la posibilidad de que esta situación, sea lo que sea, la hagamos algo. Tiene una extensión de dudosa procedencia si la explicas como una simple alucinación.Me levanté ágilmente, y me seguí sin titubeos. Me llevé hasta un bar pequeño y discreto, de esos bares que lo hacen a uno sentir cobijado entre cerveza y cerveza. Son tabernas oscuras, sucias y de poca concurrencia. A pesar de la dudosa condición de los parroquianos, y de que de vez en cuando llega gente que no se les vuelve a ver por el barrio, esos lugares se transforman en antros maternos, en un lúgubre cofre que hace a las indiferencias humanas una condición común y fraterna. Todos con la boca abajo, todos fijos en sus propios pensamientos o en sus compañeros de mesa. Una situación de familiaridad se sumerge en el caluroso, y a la vez distante, espacio. Comodidad. Divagando sobre la mala-vida, la mala-mujer, la mala-sociedad, la mala-justicia, el mal-fútbol, la mala-política, la mala-noticia, el mal-dios o la mala-religión. Lugares perfectos para discurrir en ociosidades, excentricidades e invertir el tiempo en un descanso similar a la agonía. Nos sentamos, pedimos cerveza y sacó sus cigarrillos.- Has leído a Borges, supongo. Pues bien, escribió un cuento en el que él, ya viejo, se encuentra con él mismo, pero joven. Lo que te propongo es que hagas un ejercicio, utilices la estructura del cuento, y la llenes de tu propio contenido. Será un mero ejercicio literario y de reflexión. No será complicado que puedas distinguir estructuras y sustancias, la práctica de vaciar formas, de entender objetivamente una narración. En lo que tienes que prestar atención es cuando, cerca del final, Borges se dice a si mismo: “Oí bien este verso, que no has leído nunca, que yo recuerde. Lentamente entoné la famosa línea: L'byre - univers tordant son corps écaillé d'astres. Sentí su casi temeroso estupor. Lo repitió en voz baja, saboreando cada resplandeciente palabra. Es verdad -balbuceó-. Yo no podré nunca escribir una línea como ésa. Hugo nos había unido.” En aquel momento, Borges logra demostrarle que él era él mismo. Le demuestra que es, lo hace sentir en piel que se encuentra frente a si mismo. Básicamente, le hace vivir la dualidad como una unidad. Poder llegar a ese nivel de autoconocimiento, de diálogo con uno mismo, es una condición para celebrar, en cualquier individuo. Hay gente que cree que con una definición basta. Esas personas no comprenden el movimiento de ellos mismos, su estado indeterminado, dinámico. Determinar es inevitablemente negar. El ser, como categoría específica, como una proclamación de lo que se es, se transforma en un ser vacío, sin carácter real, y esto es paradójicamente por obra de la sobreabundancia del individuo mismo, de su impermanencia. Por eso en este encuentro no debes buscar grandes conceptos, sería caer en posos sin fondo. Pero, existe una modificación que debes incluir, una modificación a la estructura. No serás tú, ahora, viéndote más joven. No, claro que no, ya eres muy joven. Escribirás sobre el futuro y serás el futuro, te verás en proyección. Hablarás de lo que serás, y ante eso te enfrentarás. En esa relación, de futuro, perspectiva, es la que tendrás que demostrarte que eres tú mismo. Unirte, eso deberás hacer, unirte con tu perspectiva.Lograba intuir lo que le sucedía en su cerebro. Había ideado rápidamente esbozos, trazos al infinito. Se vio escribiendo sobre mí, se vio siendo yo, y eso lo aterró. Se levantó abruptamente de la mesa y se fue de la taberna. No lo quise detener, ni siquiera me puse de pie. La silla había quedado en el suelo. Los borrachos ni miraron el suceso, probablemente no escucharon el estruendoso sonar de la silla al caer, o no les importaba, ambas situaciones darían lo mismo. Seguí meditando sobre lo sucedido, viendo la silla tendida. La situación era absurda, y rápidamente mi asedio sistemático iba derrumbando lo significativo de cada una de las escenas, hasta llegar nuevamente al nihilismo, a la falta de valoraciones, la muerte en vida. Asesino de todo lo vivido, anulación completa, como dijo la maldita de la Paulina. Entonces pude comprender lo sucedido: aún no podía resistir verme, por eso me dejé ir.

Motivos de Nirvana en el Ombligo de la Luna[1]



Caminó arrastrando su pecho[2]. Se detuvo en la esquina de Lynch Norte y Tobalaba. Padecía la certeza de que su despliegue acabaría unos pasos más allá. Los árboles que lo volvían difuso a la mirada de Selene[3], le hacían recordar sus propias partituras[4]. Parecía haber sido un viaje de toda una vida, y justamente eso era lo que lo movía a acabar con cualquier acción instrumental futura[5]. Las casas eran enormes murallas, lisas y sobrias, que impedían la huida del acusado. Su pecho lo arrastraba. Caminó a zancadas de eco mudo. La irregularidad de la calle se manifestaba en protuberancias verticales: ventanas, puertas, escaleras, pavimento erosionado por el invierno severo, cual barranco. Su cabeza se encontraba inundada de un vacío estridente. Su mano empuñaba una herramienta.[6]
[1] A pesar de que la propuesta del arqueólogo Alfonso Caso ha quedado desechada por motivos de técnica lingüística, nadie puede negar que en el Centro de la Luna deben suceder todos los Apocalipsis humanos.[2] La existencia pareciera ser un desdoblamiento caótico. Sentirnos ajenos a nosotros mismos es la clave que puede o no escucharse inmediatamente, pero el sólo hecho de que extirpemos conductas, miembros corporales y pasiones, no es más que la sensación de la clave sonora misma. Nos hemos permitido pensar así: que podemos salir fuera de nosotros mismos, que no nos encontrábamos en nuestro tribunal interno, que realmente las consecuencias involuntarias no nos constituyen como las voluntarias. Que existe lo inconciente, gladiador implacable en contra de lo no-conciente. No podemos tolerar lo indisoluble que son las cadenas que nos atan a dos máscaras que hemos construido por falta de carácter: lo que queremos y lo que hemos. Por eso, los terapeutas deberían recomendar aforismos, libros de autoayuda, novelas como Rayuela.[3] Los Kiliwa verían a Selena sin senos prominentes ni grandes caderas, sin la necesidad de estar montada sobre toros blancos. Para ellos la Luna es la potencia masculina. El pueblo ha decidido no permitir que las mujeres traigan descendencia mundana. Es el suicido de una estirpe.[4] Historia, recuerdo, trayectoria, karma, herencias, estar destinado, predestinado, explicaciones diacrónicas, tradiciones, teleología cristiana y no-cristiana. Orígenes y desarrollo, procesos, estructuras de edificios vivos. Es increíble que hemos llegado al momento de no reconocer siquiera nuestras muchas realidades, las muchas esferas. Llega a causar angustia ver como agarramos nuestras miradas, y las lanzamos por la ventana del metro, para que se deslicen entre las nalgas de los griegos. Es inconcebible como no somos capaces de entender que existen los reflejos, los espejos. Habría que derrocar ese mito de nombre historia con una lectura diferente de ella misma. La tesis innegable es que sólo podemos vivir el presente y sólo podemos recordar el presente.[5] Llegar a una idea de qué significa acabar con la razón instrumental, dando por sentado lo cercado del mundo, lo esclavos que somos de nosotros mismos, y sin disolverse en la nada, es una proeza contra-hegemónica digna de aplausos.[6] Ecce Homo. Encontraríamos interminables extensiones. No es necesario, e incluso es contraproducente, creer que la referencia hacia el contexto construye la escena misma. Pues el capitalismo se expresa en cada mueca infantil, las ideologías en cada riza implacable, la sociedad está contenida completamente en cada una de sus minúsculas partes. Es que los estudiantes de anatomía diseccionan, y en cada uno de los individuos podemos encontrar un bisturí. Proceder por síntesis les es dificultoso, y hasta doloroso.

Rúbricas para la música



Después de interminables recomendaciones de programaciones radiales, rúbricas reveladoras e intentos metódicos de evaluar el fenómeno musical, no nos ha quedado mucho en nuestros intestinos cerebrales ávidos de interiorizarnos en lo que justamente excretamos. Es que el ritmo es una realidad infranqueable, que se desliza por nuestras vértebras como el poblamiento americano, en una carretera eléctrica. Algunos musicólogos envuelven el disco en papel dorado, y lo entregan etiquetado como una esencia, una expresión del alma. Pues mi alma cambia de lados corporales, y en ocasiones se aloja en mis genitales. Desde que el glorioso homo sapiens se levanta para entregar al viento su miembro viril, es que aparece la música, como un fenómeno con su propio desarrollo, y de la mano del hombre mismo. A todos estos embusteros que proclaman a la música como el lenguaje de un dios severo y paternal, habría que reventarles una guitarra en la cabeza por hacerle un flaco favor a lo que hoy, indiscutiblemente, es el lenguaje más erótico que nos damos. No fisgonear en las mismas condiciones de su creación, musicalizar nuestra vida desde nosotros mismos, es darle la espalda a nuestro rítmico reflejo, no entenderlo como un accidente lleno de gracia humana. Y bien, si Duchamp tenía razón al proclamar que el arte tenía la bella costumbre de romperles los dientes a todos estos teóricos, no es de mi incumbencia. Pero bien sabemos que luego de la emancipación divina y teológica, la música ha quedado esclava de sí misma, de lo que ella hoy es. Tendremos que aceptar que la historia de la música moderna ha sido un continuo negarse a sí mismo, sería aceptable esperar novedad pronto sin miedo a convertirnos en una fiel y apolillada Penélope.

Grano de pólvora a una cigarra

Empuña el sol tocando y desparramando su cuerno de fuego, y en los surcos maduros el pan estalla entre gaviotas y vasijas... Todo está hecho así, Luisita: vihuelas y cadenas, y somos materia que habla, materia que llora, materia que canta y enormes categorías de espanto; cae el hombre y se levanta la sociedad huracanada, rompiendo esclavitud adentro y congojas grandes como espigas o como estruendos de eternidades que batallan arrojándose montañas a la cara; amor, aquí estoy cuidando tu sueño como un tigre rojo o un soldado de basalto de centinela en las avanzadas del mundo. Sobre el hambre del régimen levantan los imperios económicos la bandera negra de la piratería internacional, enarbolada por los Caínes y traidores, y el águila de los infiernos desgarra y aplasta vientres de mujeres de miel y niños atroces con la pata macabra de la guerra y la inflación rugiente de cadáveres. Monologando, arañándome el corazón con la cuchara rota de la pena, me arranco el pedazo del alma que representa a cada semana y te contemplo a ti adentro, solita y enorme como un nomeolvides en un abismo; viejo, furioso, tierno, el rescoldo del remoto querer levanta llamas tronchadas y multitudinarias, rajando el hígado anciano del quemado roble, y una perdiz feroz toma y emigra; soy espectáculo y audiencia de un drama eterno, copretérito, en el cual mis entrañas son el personaje latente, el rugiente fusil o caballo desaforado que busca abismos, y un hijo del pueblo, cruzando los pueblos hambrientos con su atado de volcanes gritando en la soledad de los navíos; no volveré a besar nunca jamás tu boca de tierra y mundos; y a la orilla de mí las hienas lluviosas y envenenadas de "Dios" rajan la sábana de luto del tiempo con las ganas quebradas y ensangrentadas.Llorando como el retrato de Balmaceda en la decadencia de la clase-media provincial de hoy, penoso y telarañoso te escribo, circunscrita de amapolas, versos de fuego con hierro rugiendo y tórtolas, para el Correo del Otro Mundo, como un roto infeliz que se lavase solo la puñalada total con el jabón de olor de los recuerdos, encima de la patria caída. Tremendamente poblado de lisiados y ladrones, asesinos y limosneros, peronistas, poetastros, sodomitas, demagogos y literatos-tiburones-cogoteros profesionales, el país de Chile parece un poncho de piojos y lágrimas, y a la opinión pública le llora un muerto en la garganta; inviernos sin braseros ni comida gotearon las últimas habitaciones, y tu ausencia, Winétt, socava la patria que cantaste; floreció el peral un tarro de llanto y las palomas se cubrieron de suicidio y lluvia en las mediaguas abandonadas de antaño, en las que denantes sentí el calofrío del infinito bajando como helado y amargo fantasma, o como obrero sin trabajo o como pasado de antigua familia caída en la prostitución y la miseria. Como un buho en el crepúsculo se derrumban los aterrados demagogos literarios y es horrenda la existencia entre podridas gentes, entre mentiras que roen como ratones rojos la reputación democrática y el don creador, entre Obispos de Mar de la literatura que han hedionda hasta el alma, entre la cháchara radialbestial del compadrón justicialista, que en un aletazo de imbecilidad tenebroso, entre las abejas muertas de tu recuerdo que se manchan las pestañas de oro azul en el pantano de la vida. Comprendo lo serio y tremendo que es ver llorar a un hombre; lo soy entero, definitivamente, rotundo; tu orgullo fui de hombría lleno, y lloro con vergüenza y con grandeza, lloro tal como un rotito chileno botado en las cunetas del camino, por el cual avanza como grande barco el automóvil del latifundista; o como si todo mi llanto fuera el llanto general del mundo; volveré a ser el huaso litoral, el huaso de montura de potro y cuchilla, cacho y lazo de siete corriones, espuelas con rodaja de campana de luto y manta a rayas color bandera y fuego, y el roto completamente solo y entristecido para siempre nunca, o el hacendado menor sublimado en bodeguero-despachero-carnicero de provincia o barrio de antaño y moriré apuñalado en una gran barranca, vociferando de alegría horrible; mi desesperación fusilera se desafía con mi cinturón de balas y he de caer entonces, recordándote a ti que estás presente con todos los pueblos adentro de la canción eterna, oh! dulce calandria de oro... Entre el ilustre mar y tú, la relación de profundidad es enorme; es por aquello que no es tu recuerdo quien va adentro de mí, sino yo mismo íntegro adentro de tu recuerdo porque yo soy tu recuerdo; desde mi congoja llueve tu nombre, y voy como Galvarino con los brazos cortados a la altura del coraz6n. Llora la ojota nacional, y el país hambriento y desesperado aguanta la patada del gran imperio del dólar tallada en la bota del patrón, y el peón apenas se puede la miseria; tranco a tranco, empujo mi alma como un carretón viejo; y estos renglones echan humo y pena de gran incendio, como si se quemasen todas las montañas del mundo; sobre las ruinas tremendas alto y retumba el trueno; aguarda un momento Winétt: ¡voy a golpear la Eternidad con la cacha de mi revólver...!
Pablo de Rokha


Notas de Viaje